Jesús del Consuelo: El Nazareno que Conmueve con Solo Mirarlo

En lo profundo del Valle de la Virgen, entre 1830 y 1835, nació una de las imágenes más veneradas y conmovedoras del arte sacro guatemalteco: Jesús del Consuelo. Esta majestuosa escultura, de 1.80 metros de altura, fue atribuida a los hermanos Juan y Santiago Ganuza, destacados escultores criollos que dejaron un legado imborrable en la imaginería religiosa del país.

Lo que distingue a esta imagen es que representa a Cristo con 33 años, edad que, según la tradición cristiana, tenía al momento de su pasión. Fray Miguel Ángel Murcia fue quien le dio el título de “del Consuelo”, cautivado por la dulzura profunda de su expresión.

Estudios realizados por Haroldo Rodas han demostrado que esta obra guarda gran similitud con un Nazareno de Juan Ganuza enviado a la Santa Sede en 1888, lo que refuerza su atribución artística.

Fotos: Mario Cruz

En sus inicios, el rostro del Nazareno transmitía un dramatismo intenso. Sin embargo, los terremotos de 1917 y 1918 dejaron secuelas en la imagen, obligando a una restauración realizada por el insigne Don Julio Dubois. Cambió su mirada de verde a marrón y suavizó el color de su piel.

Décadas más tarde, Don Humberto Solís realizó una nueva restauración que modificó su ceño y su barba, logrando un rostro aún más tierno y consolador. En 1964, su característica cabellera rizada fue reemplazada por una más lisa y se retiró el tradicional resplandor que coronaba su cabeza.

Una de sus particularidades más solemnes es el manto que porta sobre su brazo izquierdo, símbolo de realeza y compasión, que lo distingue entre todos los Nazarenos guatemaltecos. En 1976, debido al terremoto de San Gilberto, se construyó una capilla provisional para continuar su veneración, reafirmando el amor inquebrantable del pueblo hacia esta imagen de esperanza.