Pedro de San José de Bethancour

Pedro de San José de Betancur nació en el seno de una familia campesina humilde, pero profundamente cristiana en Vilaflor, Tenerife. Desde joven mostró un profundo deseo de dedicarse a Dios y a los pobres.

A los 23 años, en 1649, emprendió un largo viaje desde las Islas Canarias hacia América, con la esperanza de llegar a misionar en Filipinas. Sin embargo, al llegar a Antigua Guatemala (entonces Santiago de los Caballeros), su vida tomó un giro inesperado.

Debido a su precaria situación económica, no pudo completar sus estudios religiosos con los jesuitas, por lo que se dedicó a ayudar a los pobres y enfermos. En 1651 ingresó como terciario franciscano en la Orden de San Francisco, sin llegar a ordenarse sacerdote. Fundó la Orden de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlem, la primera congregación religiosa nacida en el continente americano, dedicada al cuidado de enfermos, niños abandonados y peregrinos.

Esta fue la primera orden religiosa masculina fundada en América. Su obra social transformó la ciudad: estableció hospitales, escuelas para indígenas, casas de acogida, y promovió un cristianismo activo, compasivo y centrado en el prójimo. Fue conocido por su caridad, humildad y penitencia, ganándose el afecto del pueblo que lo llamaba “el Hermano Pedro”.

Murió en 1667 a los 41 años y fue enterrado en la Iglesia de San Francisco el Grande en Antigua Guatemala, donde hasta hoy es lugar de peregrinación. Sus restos descansan en este templo, específicamente en la Capilla Vera Cruz, también conocida como Santuario Santo Hermano Pedro. La Iglesia de San Francisco es un lugar importante para los fieles, ya que alberga la tumba y reliquias del santo, quien es considerado el primer santo de Guatemala. La iglesia y su santuario son visitados por miles de personas cada año, especialmente durante celebraciones especiales como el aniversario de su nacimiento y canonización.

Frases célebres del Santo Hermano Pedro y enseñanzas importantes:

«Acordaos, hermanos, que un alma tenemos y, si la perdemos, no la recobramos»

«Examina bien tus obras, y huye de la vanidad, que a muchos ha derribado, sin que se puedan levantar»

«Alma, si Dios te encamina, por buen camino vas. Mira de no volver atrás, porque quien se para no camina»

Canonización y legado:

Fue beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1980 y canonizado el 30 de julio de 2002, convirtiéndose en el primer santo de Guatemala y Centroamérica. Su obra de amor y misericordia sigue viva en las instituciones que llevan su nombre, especialmente el Hospital del Hermano Pedro en Antigua Guatemala.

Milagros atribuidos: Durante su vida y después de su muerte, se le atribuyen múltiples milagros:

  • Sanaciones inmediatas a enfermos que lo visitaban o tocaban su tumba.
  • Multiplicación de alimentos para hospitales y orfanatos.
  • Intercesiones milagrosas en casos de parto, fiebre y lepra.
  • En el siglo XX, una mujer guatemalteca fue curada milagrosamente de una grave enfermedad tras rezar a él —uno de los milagros confirmados por el Vaticano.

El marzo de 1657, el Santo Hermano Pedro de San José de Betancour sembró un árbol de esquisi en el jardín de su convento en La Antigua Guatemala. Con más de 350 años de existencia, este árbol es considerado por miles de fieles como un símbolo de fe y devoción. A lo largo de los siglos, se le han atribuído propiedades curativas en sus hojas y flores. Muchos devotos aseguran haber obtenido sanaciones al consumir infusiones preparadas con partes del árbol, manteniendo viva su tradición y leyenda desde la época colonial.

Deja una respuesta